El aprendizaje de habilidades emocionales y sociales ha adquirido gran importancia en los últimos años, no solo en el ámbito de la psicología sino también en la educación. Estados Unidos ha propuesto este aprendizaje como uno de sus objetivos educativos, con la intención de reducir el consumo de sustancias adictivas, los comportamientos agresivos en clase y las conductas autodestructivas y antisociales al llegar a la adolescencia.
La rutina familiar se hace cada vez más compleja. Aún en nuestro país, los horarios laborales de papá y mamá, los compromisos sociales, y todos los requerimientos escolares de los estudiantes de hoy, ocupan mucho espacio de nuestro día. Además de las múltiples formas de entretenimiento, y el poco tiempo libre del que disponen muchas familias para compartir un momento juntos.
Hemos notado que muchas de las dificultades que tienen los niños en el rendimiento académico o en su desarrollo social, tienen relación con el aspecto emocional. Algunos no saben controlar su ira o frustración, otros creen que la mejor forma de vivir es reprimiendo sus emociones, y muchos otros sufren problemas de autoestima, buscando la aceptación de un grupo de amistades o viviendo bajo un mecanismo de defensa.
La mayoría de conductas, los niños las han aprendido de las personas que les rodean, sin saber si son beneficiosas para ellos y para los demás. Deseamos que tengan las herramientas que necesitan para no solamente duplicar lo que han visto, sino para ser inteligentemente emocionales y capaces de comprenderse a sí mismos.
Estamos conscientes de las necesidades de los niños de hoy. De las circunstancias a las que se enfrentan y de los estímulos que reciben. Deseamos ayudarles desde pequeños, a regular y expresar sus emociones de la manera correcta. Deseamos que los padres se interesen por la formación integral de sus hijos, no solamente por darles educación, sino por sus necesidades emocionales también.
Deseamos que nuestros niños en el futuro sean profesionales, pero que también sean personas estables emocionalmente, con valores y principios verdaderos. Deseamos usen sus habilidades para ayudar a la comunidad y no solo para generar ingresos, que formen matrimonios estables, que no dependan de sustancias adictivas y que elijan ser felices.
Es momento de hacer algo por nuestros niños, para que tengan una realidad distinta cuando sean adultos.
"Siempre tenemos la libertad de elegir. Elegimos qué hacer con el enojo o con la tristeza, podemos gritar y golpear cosas, o buscar otras formas de descargar nuestras emociones, que no nos dañen ni a nosotros ni a los demás."
La rutina familiar se hace cada vez más compleja. Aún en nuestro país, los horarios laborales de papá y mamá, los compromisos sociales, y todos los requerimientos escolares de los estudiantes de hoy, ocupan mucho espacio de nuestro día. Además de las múltiples formas de entretenimiento, y el poco tiempo libre del que disponen muchas familias para compartir un momento juntos.
Hemos notado que muchas de las dificultades que tienen los niños en el rendimiento académico o en su desarrollo social, tienen relación con el aspecto emocional. Algunos no saben controlar su ira o frustración, otros creen que la mejor forma de vivir es reprimiendo sus emociones, y muchos otros sufren problemas de autoestima, buscando la aceptación de un grupo de amistades o viviendo bajo un mecanismo de defensa.
La mayoría de conductas, los niños las han aprendido de las personas que les rodean, sin saber si son beneficiosas para ellos y para los demás. Deseamos que tengan las herramientas que necesitan para no solamente duplicar lo que han visto, sino para ser inteligentemente emocionales y capaces de comprenderse a sí mismos.
Estamos conscientes de las necesidades de los niños de hoy. De las circunstancias a las que se enfrentan y de los estímulos que reciben. Deseamos ayudarles desde pequeños, a regular y expresar sus emociones de la manera correcta. Deseamos que los padres se interesen por la formación integral de sus hijos, no solamente por darles educación, sino por sus necesidades emocionales también.
Deseamos que nuestros niños en el futuro sean profesionales, pero que también sean personas estables emocionalmente, con valores y principios verdaderos. Deseamos usen sus habilidades para ayudar a la comunidad y no solo para generar ingresos, que formen matrimonios estables, que no dependan de sustancias adictivas y que elijan ser felices.
Es momento de hacer algo por nuestros niños, para que tengan una realidad distinta cuando sean adultos.
"Siempre tenemos la libertad de elegir. Elegimos qué hacer con el enojo o con la tristeza, podemos gritar y golpear cosas, o buscar otras formas de descargar nuestras emociones, que no nos dañen ni a nosotros ni a los demás."